EMOTIVO discurso de Blanca Portillo al recibir el Premio Málaga SUR en el Festival de Cine Málaga
Transcripción del discurso de Blanca Portillo
Os estaréis preguntando qué hace vestida así esta mamarracha en una noche de lujo y esplendor. Ha sido una decisión muy pensada.
Esta noche no estoy aquí para defender un personaje o un trabajo concreto, estoy aquí porque habéis decidido poner en valor el trabajo de casi 40 años dedicados casi de forma enfermiza a la interpretación y, puesto que es eso lo que estáis valorando, quiero recibirlo como persona, no como actriz.
Y esto es sencilla y llanamente lo que soy: Blanca. Una persona, un ser humano despojado de lujos y disfraces, sin aditivos ni colorantes ni conservantes. Una mujer de 59 años que la mayor parte del tiempo tiene miedo y frío y que necesita desesperadamente cariño y apoyo, que prefiere los vaqueros a los trajes de noche, las cañas con los amigos, al champán de las fiestas. Que prefiere el amor a la admiración.
Brad Pitt y yo, qué tenemos algunas cosas en común, tenemos casi la misma edad, tenemos exactamente la misma nariz, idéntica, de la mía se sacan cuatro suyas, pero son idénticas, anyway. Por cierto: es una lástima que naciera en Oklahoma y no en Burgos, por ejemplo, porque se ha perdido conocer al amor de su vida, que soy yo, no Angelina.
Lo otro que tenemos en común, es que ambos hemos tenido que luchar contra nuestro físico para que se valoraran nuestras capacidades actorales, solo que al revés, él ha luchado contra su belleza para demostrar que es más que un cuerpo y un rostro hermosos, y yo contra mi falta de belleza, para demostrar que sin ella también se puede ser actriz.
Así que quiero aprovechar este reconocimiento para lanzar un mensaje de fuerza y de Esperanza a todos y a todas a quienes alguna vez les han dicho que les hace falta el físico para dedicarse a esta profesión.
Para dedicarse a ella, lo que hace falta es amor, esfuerzo, formación, capacidad de soñar lo que no existe, valentía para sobreponerse al miedo, respeto por ti mismo y por quienes te rodean.
Hace falta cultura, trabajo y devoción. Todo eso aumenta con los años y con la práctica. Todo lo demás, se lo lleva el tiempo.
Dejadme que termine con unos cuatro versos de Ángel González, con los que me siento absolutamente identificada:
Donde pongo la vida, pongo el fuego de mi pasión volcada y sin salida. Donde tengo el amor, toco la herida. Donde dejo la fe, me pongo en juego.
Muchísimas gracias.
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